sábado, 24 de noviembre de 2007

Libertad.


Creo que desde que los humanos elegimos ser animales sociales, abandonamos el concepto de libertad absoluta. Y es que las obligaciones que nos impone la sociedad, hace que sea imposible de gozar una libertad plena, por eso nos hemos ido amoldando a las cuotas de libertad que podemos realmente gozar ya que tenemos asumidos, mas por el conocimiento que tenemos de lo que no nos gustaría que nos hicieran que por otra cosa, que hay que seguir ciertas reglas para hacer posible la convivencia.

En definitiva el ser humano privilegia las reglas de convivencia por sobre las libertades personales, sabemos que solos no podríamos subsistir en este mundo y nos amoldamos a las leyes para ser aceptados en la manada, y de esa forma intentar gozar de su aceptación y protección.

Pero hay veces en que el humano se topa con situaciones que hacen ver, a estas reglas sociales, como pesadas cargas sobre sus hombros. Y es que ante todo, y quizás por sobre todo, estamos gobernados por sentimientos e instintos, y claro, las reglas proponen, pero los sentimientos muy a menudo son los que se imponen.

Que hacer ante el dilema, que muchas veces enfrentamos, el de gozar de la libertad plena, o acatar las reglas ya establecidas?, cosa difícil de decidir a veces no?. Y sucede que por recibir la aceptación de la manada, muchas veces, demasiadas tal vez, vivimos tranquilos en nuestro mundo de seguridades mundanas, dejando de lado alegrías, pasiones y hermosas locuras.

Claro, tenemos, si abandonamos las inseguridades y los miedos por un instante, la oportunidad de correr descalzos por la vida, ver los colores con el corazón, y los amores con el alma, y si, ahí seriamos mucho mas libres, y por supuesto, bastante más felices al fin.

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