miércoles, 19 de diciembre de 2007

Preferencias.

Prefiero escuchar a hablar, leer a escribir y sufrir a herir. Prefiero los perros a los gatos, y los sueños a las derrotas. Caminar a correr, y mirar a ver. Prefiero el verde al amarillo, los duraznos a las manzanas y el té al café. Prefiero lo salado a lo dulce, y lo dulce a lo amargo. El chocolate a la dieta, la comodidad al abrigo, la calma a la tormenta.

Prefiero el árbol al hacha, pero el hachero a la pobreza. Prefiero el silencio al ruido, la noche estrellada a la tarde despejada y la luciérnaga a la abeja. Prefiero el mar a la sierra, pero el pasto a la arena, lo mojado a lo seco y lo esperado a lo recordado. Prefiero el jazmín al clavel, y que me pidan a pedir.

Prefiero estar a partir, perdonar a condenar y olvidar a acusar. El hambre a la sed, tu piel a mi piel y el hoy al ayer. Prefiero la muerte a la incapacidad, el que me llamen a llamar, el que me pregunten a preguntar. Prefiero la música al cine y la compañía a la soledad.

La guitarra al violín, Rossana Taddei a Mercedes Sosa y Zitarrosa a Gardel. Prefiero volar a navegar, sudar a transpirar, dar goce a gozar. Prefiero el libre al libertino, el peón al político, el artista al guerrero. Prefiero aceptar a cuestionar, comprender a señalar.

Prefiero las primaveras a los veranos y los viernes a los sábados. Prefiero abajo a arriba, lentitud a apuro, empezar a terminar. Prefiero las remeras a las corbatas, el vino al whisky, el disfrutar al guardar.

1 comentarios:

Viviana dijo...

jota E, bellas preferencias, coincido en muchas.
Besos